El bar estaba como siempre, pero no era igual. Vito era el mismo, las sillas eran las mismas. Las botellas, la música, la gente: todo era lo mismo. Yo también soy el mismo; sigo pensando el pasado y sintiendo que es lo mismo hablar de ella, otra vez. Lo mismo.
También son las mismas las ganas de hablar de ella, de extrañarla.
'Hay lindas chicas', le digo a Vito que está jugando con los cachitos de salamín. Él me contesta no se qué cosa del médico, de unas pastillas y de que no es nada sin su Diablo. 'Muy lindas...', seguí hablando solo
Y seguí hablando. Le cuento de desiluciones y traiciones, de trabajo y de corazones, de los mios y de otros. Le cuento mil historias, le hablo de muchas cosas al mismo tiempo y no dejo de hablar. Y siempre hablo de lo mismo.
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'Encontré mil maneras de decir tu nombre: con amor, con odio, urgencia... o como si no fuese nada'
Herbert Vianna
2 comentarios:
esto blog es interesante y encantador, saludos da Roma
(mi español no es bueno, lo siento)
Sos unos de los últimos romanticos, en nombre y representacion a mi genero.. gracias
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